Los músculos pueden obtener energía de tres fuentes:
· Hidratos de carbono, en forma de glucosa - glucógeno hepático y muscular
· Grasa almacenada en el tejido graso y en las células musculares.
· Aminoácidos procedentes de la degradación de las proteínas del músculo, que viajan hasta el hígado y allí son transformados en glucosa.
¿De qué depende que el cuerpo utilice los hidratos de carbono o las grasas como fuente de energía durante el ejercicio?
- intensidad
- duración de la actividad física
- la forma física o entrenamiento.
A medida que la intensidad del ejercicio se reduce y aumenta su duración (por ejemplo: caminatas largas, maratones, esquí de fondo), las grasas se convierten en la principal fuente de energía, a través de un sistema dependiente de oxígeno (llamado aeróbico).
Aunque en pruebas de larga duración, tipo maratón las grasas son la fuente principal de energía, los hidratos de carbono (glucógeno y glucosa) siguen siendo muy importantes, principalmente al principio de la prueba (ya que el cuerpo tarda un rato en empezar a utilizar la energía procedente de las grasas) así como al final, en el momento de la llegada, que requiere un esfuerzo suplementario.
A lo largo de la prueba (ejemplo: una carrera larga) pueden aparecer situaciones de hipoglucemia (bajada de glucosa en la sangre), que llevan a una sensación de fatiga. Esta sensación no se debe a que el músculo no tenga suficiente energía (ya que la está obteniendo de las grasas), sino porque no llega suficiente glucosa al cerebro, que depende casi exclusivamente de ésta para cubrir sus necesidades de energía, por lo que pueden aparecer síntomas como malestar general, falta de coordinación, pérdida de energía, pudiendo llegar incluso al colapso.
Mediante un buen sistema de entrenamiento, lograremos que los músculos dependan menos de los hidratos de carbono como fuente de energía, y utilicen con mayor eficacia y durante más tiempo las grasas, de manera que tendrán más glucógeno disponible para el final de la prueba, que es cuando normalmente resulta necesario aumentar la intensidad (momento en el que los músculos dependen del glucógeno).
También aumentaremos nuestra resistencia a la fatiga, al cansancio, ya que conseguiremos una menor sensibilidad a la hipoglucemia y una mejor adaptación del sistema nervioso a estas bajadas de glucosa en sangre.
A través de una buena y adecuada nutrición, podremos aumentar las reservas de glucógeno en nuestro cuerpo para que nuestros músculos nos respondan eficazmente cuando los precisemos.